-Buenos días.
-Buenos días, no me lo digas... ¿ Rosas rojas?
-Si, por favor. Gracias.
-Ohh cariño que romántico que eres, ¿cómo has adivinado que son mis flores favoritas? Mmmmuack...
-¡Quita plasta! Jajaja no son para ti.
-A Dios gracias que no lo son, me preocuparía que te sintieras atraído por mi. Dime, ¿cuándo sabrá tu amiguita quién eres?
-Cuando tenga que depender de mis flores para ser realmente feliz los viernes, ¿qué sentido si no tendrían entonces las flores?
-¿No era más fácil invitarla a cenar?
-A veces se me olvida cómo puedes estar soltero, luego comentarios como este me lo recuerdan...
-¡Eh! Yo estoy muy bien soltero.
-Deberías buscarte una buena mujer y dejarte las golfas, sentar la cabeza y esas cosas.
-Ya, pero acabaría siendo un sentimental como tú que le regala flores a una a la que no se atreve a conocer en persona... Todo muy lógico.
-Aquí tienes tu ramo, que paséis un buen día.
-Gracias, vamos Romeo tengo el coche en doble fila.
Los dos chicos salen de la floristería y se dirigen al coche, el chico de las flores abre una puerta trasera y con cuidado deja el ramo. El chico que le acompaña ya se está poniendo el cinturón y metiendo la llave en el contacto para arrancar el coche.
-¿Y si luego no quiere contigo?
-Me arriesgaré.
-Hay más tías que botellines dispuestas a bajarse las bragas gratis y tú te gastas el dinero en una que ni conoces.
-Jajajaja esa es la idea, no quiero una mujer fácil. Quiero una a la que cada vez que vea piense "no creo que me canse de su sonrisa, no creo que me canse de mirarla a los ojos porque valió la pena cada minuto que he invertido en ella".
-Deberías ponerle eso en tu próxima nota, a mi ya me has enamorado.
-Eres un idiota jajaja. Vamos a parar en mi casa antes, tengo que poner a mis chicas en agua.. no quiero que se pongan mustias para mañana.
-Oish... Me tienes ganado de verdad, por hacer de taxi quiero una cerveza gratis luego.
-Que si , que siiii. ¿Cómo te va con la morena del bar?
-¿Quién? Jajajaja
-Hector, te quiero, pero eres un cabrón.
-¿Por ser todo un domador de caballos?
-Por ser todo un chulo putas, algún día encontrarás a la mujer de tu vida y no sabrás como tratarla.
-Anda florecilla; tienes dos minutos para entrar o salir, si tardas más tu cartera y yo nos iremos de cervezas sin ti.
Entrar y salir, así fue. El coche se alejó de la casa y se dirigió hacia un bar, allí permanecieron un par de horas y cada uno se fue en una dirección distinta.
-¿No vas a clase hoy?
-Me tomo el día libre.
-Eres un caso perdido, de verdad. Yo me largo a la biblioteca un rato, tengo que terminar un trabajo.
-Muy bien, a levantar el país empollón, si me necesitas estaré en el piso de un colega echando una xbox.
-Largo ya.
...Un poco después en otra parte de la ciudad...
-¡Jueves! ¡Es jueves por fin tia!
-Como sigas gritándome voy a quedarme sorda, ¿no tenías hoy clase?
-Perdón jeje, si; voy a entrar ya. ¿Nos vemos luego?
-Vale, estaré cerca de tu facultad haciendo un trabajo. Te aviso cuando acabe, ¿ok?
-¿Estás ya por aquí?
-Si, esperando el ascensor me encuentro. Tengo que colgar Sof, ciaaaao.
-Hasta luego, besitos.
El ascensor no tardo mucho tiempo en bajar y cuando se abrieron sus puertas la chica entró dentro, odiaba montarse sola en los ascensores, le daban bastante miedo. Se echó un leve vistazo en el espejo que había detrás de ella y se alegró al ver que su pelo no se habia movido ni un centímetro, estaba tal y como lo había dejado esta mañana. Perfecto.
Las puertas ya se estaban cerrando cuando una mano apareció entre ellas, éstas se volvieron abrir y apareció un joven de pelo negro totalmente despeinado y con unos increibles ojos azules.
-¡Uy, por poco! Hola encanto.
Ella examinó al muchacho e ignoró por completo el saludo que le había dedicado.
-No eres habladora, ¿eh? ¿Vives aquí? Yo vengo a visitar a un amigo, espero que no vengas a ver a tu novio.
Otro silencio, la chica se limitaba a mirar los números. Divertido por la situación él decidió darle al botón del stop y se colocó de tal manera que ella no tuviese acceso a los botones, dos desconocidos en un ascensor parado.
-¡Qué haces! ¿¡Eres imbécil!?
-¡Mira pero si habla y todo!
-Aparta.
-No.
-¿Cuál es tu problema tio?
-Tú, tu silencio. Yo tratando de ser amable y tú... ignorandome, no no.
-Ya me estas oyendo hablar, quitate.
-Encanto, no quiero desanimarte, de verdad que no, pero estás intentando mover a un hombre que te saca por lo menos veinte centímetros de altura y unos cuantos kilos... ¿De verdad te crees que vas a conseguir que me mueva?
-Una patada en los huevos hace milagros, ¿sabes?
-Wait! Podemos hacer un trato... Tú contestas a unas preguntas de nada y yo me aparto, tienes mi palabra. ¿Qué me dices?
-Que estás loco.
-Gracias por el piropo, podemos estar así tooooodo el día. Yo no tengo prisa, ¿y tú?
-Dispara.
-Sabia elección, ¿tu nombre? No quiero llamarte siempre "encanto".
-Sandra.
-Encantado, Sandra, yo soy Hector. ¿Ves? Yo no he mentido, ahora inténtalo tú, ¿tu nombre, el de verdad?
-Sandra.
- Sandra... ¿vives aquí?
-No
-Que casualidad; yo tampoco,¿no vas a decirme tu nombre de verdad Sandra?
-Siguiente pregunta.
-¿Novio?
-Si
-Vaaaaaale, irás al infierno por mentirme tan descaradamente jajajaja.
-Se acabó la entrevista.- La chica lo agarró de la sudadera por sorpresa y lo movió el tiempo suficiente para que pudiese darle de nuevo al stop. El ascensor continuó subiendo y ya casi habían llegado a la planta en la que Hector se bajaba.
-Que carácter rubita, si querías pegarte más a mi solo tenías que decirmelo.
-Tu planta.
-Prefiero bajarme en la tuya.
-Qué honor...
-¿Te veré de nuevo?
-Si Dios quiere no.
-Dios querrá, vamos no soy un mal tio, las formas no son las mejores pero en el fondo soy buena persona. ¿Te veré de nuevo?
-Jajaja, ¿no te rindes?
-Ohh... Has sonreído, eso es que sí.
-Eso es un... he llegado a mi planta.
-Espera, dime tu nombre por lo menos, se que no te llamas Sandra.
-Adiós Hector.
-Me bajo contigo, vamos dime tu nombre.. La inicial por lo menos.
-Jajaja deja que lo piense, no.
-Voy a bajar tres plantas andando por acompañarte a la tuya y lo único que se de ti es que eres una mentirosa de pena que no suelta prenda.
-Eres todo un caballero, gracias.
La chica llamó al timbre de unas de las puertas e hizo ademán al chico para que se largara.
-Esta bien... me voy, que sepas que averiguaré tu nombre encanto. Ya verás.- Héctor le dedicó una amplia sonrisa y la besó en la mejilla, en ese momento la puerta se abrió, y todo lo que vio aquella joven fue a su amiga fulminando con la mirada a un chico que corría escaleras abajo mientras gritaba que en el próximo beso sería ella quien se lanzaría.
-¿Ahora te dedicas a ligar con mis vecinos? ¿Quién era ese? Parecía mono...
-¿Mono? Y gilipollas, el muchacho es completito.
-Creo que le gustas Hache jajajaja, anda pasa. Tenemos que acabar el trabajo.
[...]