domingo, 15 de febrero de 2015

Borrador 1.

Antes de publicar ningún borrador tengo que decirlo, me ha sorprendido (y no para bien precisamente) que el más votado haya sido el más antiguo... ¿Qué tuvo la historia de Hache y Jota que a día de hoy os sigue gustando tanto? Que sí, lo entiendo, yo también he amado (quizás demasiado) esa historia, yo también he llorado (seguramente demasiado) con esa historia pero, por favor, es solo eso. Una historia. Una vieja historia,

Lo prometido es deuda, aquí os dejo el borrador.

"Es sábado, ¿es sábado? No, es domingo, ¿domingo?  Qué más da.

¿Ves? Te lo dije. Tu ausencia se ha llevado la poca cordura que me quedaba.

No sé qué día es hoy, pero se que hoy no te voy a ver y eso ya es motivo más que suficiente para aborrecer este día, quizás es martes y no he ido a clase. Ahora todos los días son iguales desgraciadamente.

Hoy he soñado contigo, por si te lo preguntas, sí, sigo despertandome con la cara cubierta de lágrimas abrazada a tu camisa, a mi camisa... Es igual, ya no nos pertenece; pero la sigo llamando así, nuestra camisa.
Añoro los días en que todo era nuestro, esos días en los que hacíamos temblar el suelo con nuestros pasos, esos días de olor a felicidad que iban acompañados de miradas cargadas de amor y sonrisas estáticas cubiertas de tí y sí, también de mí... Parecen tan lejanos, ¿verdad? Temo que algún día me despierte y no pueda recordar esa voz ronca que me cantaba al oído mientras bailábamos, porque sí, antes me cantaba. No solo eso, me decía lo mucho que me amaba, me juraba amor eterno a la sombra de los árboles mientras yo le respondía versos de poemas que ya habrá olvidado, temo que te quiera tanto que nadie pueda ocupar ni un mínimo de todo el vacío que has dejado en mí y peor, temo que algún día pueda querer de nuevo y que no sea a ti... Porque sé que no podré querer a esa persona ni una décima parte de lo que te amo a ti. ¿Ves? Incluso ahora lo hago. A él lo querré y a ti, a ti te amo.

Es injustamente probable. Es probablemente posible y posiblemente injusto.

Pero el caso, hoy he soñado contigo... Y Dios, he de confesar que estas pesadillas nuestras son tan dulces, tan cálidas y tan breves... Me acosté teniéndote ya a mi lado, como cada noche, como cada noche desde que me fui y en tal que amanece, me despierto, vuelvo al presente y se que es de día no por el Sol, sino por tí que ya no estás. Apenas he podido saborear esta, pero podría describirte cada detalle de ella.

Ahora duermo con el cuaderno en la mesilla. Las voces de mi cabeza están histéricas y temen el olvido. Yo, por supuesto, se que es imposible que pueda olvidar cada caricia que me has dado, cada beso de buenos días, cada te amo que provenía de ti cuando jugábamos a hacer burbujas en la bañera, incluso recuerdo todas las veces que me has besado el pelo cuando me estaba quedando dormida sobre ti cuando hacíamos el amor, porque sí, hacíamos el amor, ¿recuerdas? Es curioso, quizás sea ésta la primera y última vez que lo haga con una persona... Es tristemente romántico, ¿no crees? Acabaremos follando, antes me parecía una locura digna de carcajada, ahora me parece algo vacíamente práctico, ¿existe vacíamente? Ahora sí... ¿Ves? Te lo dije, ahora juego por los dos.

Desvarío y realmente quiero contarte lo que he soñado Jota. Es nuestra historia, en nuestra historia se debe contar todo, incluso lo que no queremos contar u oír...

Estábamos en una juguetería, tú seguías siendo tú, el mismo Jota que me habría la puerta, que me besaba tres veces en la mejilla izquierda y el mismo que se acercaba con esa sonrisa que me hacía perder la cabeza, ¿me hacía? Me hace, sí.
Nos separamos como siempre, tú a la derecha, yo a la izquierda y el centro de la tienda era el centro de nuestro encuentro... Esta vez no acudía, me quedé a una calle contemplando un pobre juguete y al notar mi tardanza viniste cual caballero de brillante armadura a buscarme, porque vivíamos por y para buscarnos, por y para encontrarnos...

Recuerdo que te acercabas por detrás, me rodeabas con tus brazos y me besabas en la nuca, no con ninguna intención, aún no, era simplemente nuestra firma, ese beso, ese protocolo de acudir el uno al otro, Era nuestro. Era. Nuestro.
Desvarío de nuevo, te acercabas y preguntabas por qué mi labio inferior dibujaba una mueca en mi cara.. Espera, recuerdo el diálogo de memoria.

-¿Cosa, qué pasa? ¿Por qué me has dado plantón?

+Míralo.- te señalaba,- Es imperfecto, es un peluche imperfecto en una juguetería perfecta.

-Un peluche imperfecto.

+Es más que eso, es un buen peluche.

-¿A dónde quieres ir? Directa.

+Piénsalo Jota, es un peluche con un fallo, un pequeño rayón en su ojo derecho y por ese fallo ningún niño lo querrá, ninguna madre lo comprará... Se quedará solo, ¿te imaginas una vida sin amor? Ese peluche sin merecerlo va a vivir así. ¿Su crimen? Tener un fallo.
>>Nadie merece una vida sin amor por algo así.

-Un peluche no puede amar.

+¿Pero y si pudiera? Es una tontería.

-No lo es, no le dedicarías tiempo si así lo creyeras.

+Lo es para ti, te estás riendo de mi.

-Me río porque no he escuchado nunca a alguien sentir pena por un peluche con un ojo rayado y creo que por cosas así estoy enamorado de ti.

+Repite.

-Que me río por..-te callaste, no te hizo falta mirarme para saber que era lo que quería oír.- Estoy enamorado de ti.

+Y yo de ti. Salgamos anda, ¿te apetece un italiano?

-¿Te vas sin él?

+Vendremos a verlo, nos aseguraremos de que está bien hasta que alguien lo compre.

-Te conozco demasiado bien para saber que; cada vez que pasemos por esta calle entrarás corriendo a visitarlo... ¿quieres que ese peluche sea feliz?

No pude evitar reírme ante semejante conversación, hablábamos de la felicidad y pena de un peluche que permanecía ajeno a nuestra charla, pero yo también estoy enamorada de ti por eso, eres mi compañero de locuras.


Y desperté... Tiene gracia, toda la noche soñando para tan poco tiempo a tu lado, pero no te preocupes Jota, ya sabes como acaba el sueño. Siempre hemos sabido como acaba.

Era octubre, salimos de esa juguetería a golpe de beso y en mis brazos llevo nuestro peluche y tú, tú estabas realmente allí en ese momento... Y fue en ese momento, cuando me confesaste que estabas enamorado de mi y yo... Yo solo quería revivir ese momento una y otra vez, responderte me parecía acabar con la magia, mi voz callaría el eco de la tuya.

¿Cómo pueden decir mis labios que no te quiero si cada neurona de mi cerebro me bombardea con recuerdos tuyos?

Te diré algo. Créetelo, porque solo así me lo creeré yo.

Día "x" del mes "y" del año "z".

Att: Sweet."