domingo, 24 de febrero de 2013

menudo sueño

Estoy sentada en medio de un cruce, miro el cielo y me despreocupo por si viene algún coche pues este cruce de caminos está en mi mente.

Inspiro profundamente y cierro los ojos con la intención de relajarme pero no puedo, tengo miedo de cerrar los ojos, miedo de bajar la guardia, de dejar de estar alerta... Es entonces cuando me levanto.

Me levanto y me quedo quieta porque estoy perdida. Es mi mente, podría sacarme de este apuro pero en lugar de ello aumenta el número de caminos hasta tal punto que mis pies quedan reducidos en un diminuto círculo pobremente iluminado por una tenue luz. Los caminos son estrechos; el espacio suficiente para que pase.

Cada comienzo de cada camino viene marcado con una etiqueta, una palabra sin sentido que para mi describe como será cada uno, solo dos llaman mi atención y es entonces cuando el resto desaparece.

Esos dos caminos aumentan su tamaño y también la descripciones de los mismos, ahora puedo ver fotos, conversaciones, recuerdos vividos... Pero sigo perdida, perdida y cansada; por lo que me vuelvo a sentar.

En el círculo donde estoy se dibuja levemente un reloj, este tiene las manecillas girando en sentido contrario al que debería hacerlo y se mueven a una velocidad tan rápida que incluso llega a producir dolor de cabeza el mirarlo. Se me acaba el tiempo y tengo que elegir un camino.

¿Y si tropiezo? ¿Y si el camino conduce a un callejón sin salida? ¿Y si el paisaje no es como esperaba? ¿Y si de pronto se acaba el camino? ¿Y si luego no se volver a donde estaba?

No me atrevo, no soy capaz, no aún... Necesito tiempo y éste se me agota.   [...]