lunes, 27 de enero de 2014

¿Y si?

¿Nunca os habéis preguntado como sería vuestra vida si hubieseis tomado una decisión distinta en un determinado momento?

¿Y si hubiesemos dicho esto? ¿Y si no hubiesemos hecho aquello? ¿Seríamos más felices?

¿Y si volviésemos atrás en el tiempo cambiaríamos algo? ¿O lo dejaríamos todo tal cual?

...

Día x del mes y, año 2011.  

"Por si algún día llegas a leer estas líneas. Tengo una historia que contarte, nuestra historia... Porque nunca dejarás de ser el protagonista..." Hache.

Había montañas de ropa por el suelo, todo su armario había sido vaciado y aún no había encontrado algo que ponerse. Tenía que ir perfecta, tenía que estar perfecta, esa noche era su noche.
Suspiró aliviada al observar su blusa beige, la tomó como si su vida dependiese de ello y luego, mientras sorteaba montones de ropa, se acercó al cajón y escogió una falda rosa salmón de encaje. Perfecto, se dijo, ya tenía la ropa. Un problema menos.

El pelo, ¿qué iba hacer con su pelo? Lo odiaba, el día menos pensado se lo cortaría como un chico y adiós a los quebraderos de cabeza. A él le gustaba liso, siempre liso, había perdido ya todos sus tirabuzones y cuando se lo rizaba daba pena pero, claro, está rara vez se lo rizaba. 

Las ocho en punto, mierda aún le faltaba maquillarse y peinarse, tenía que darse prisa o él pronto empezaría a llamar metiéndole prisa: "nunca llegas a tu hora, no sé para que te compro tantos relojes si nunca llegas a tiempo, blablabla..." Correr, tenía que correr.

Deberíais ver su sonrisa, a esa chica realmente le encantaba ponerse guapa para él, frente al espejo, mientras tarareaba su canción, ella se hacía un semirrecogido. Normalmente solo se lo hubiese alisado pero era a él a quien iba a ver, debía estar radiante. Ya solo le faltaba el maquillaje, eso iba a ser rápido.

Ella no era precisamente una modelo, Dios sabe cuán lejos estaba de serlo, una chica corriente, como cualquier otra, lo único que se podría destacar de su físico eran sus ojos, un regalo recesivamente genético por parte de su familia paterna. 

Dándose los últimos retoques frente al espejo, allí estaba ella, preciosa, impaciente, hiperactiva y sonriendo, casi se había olvidado de lo sucedido. Era su noche, su noche perfecta, tenía que enterrar ese pensamiento por mucho que su cerebro le gritara lo contrario...

El teléfono sonaba, llegaba tarde. Mierda. Se puso lo más rápido que pudo sus tacones y salió corriendo de casa, hoy era su día perfecto, no podía llegar tarde, y si llegaba él la perdonaría. Comenzaba su noche perfecta.



Allí estaba él, con esa sonrisa torcida, suspirando para no decirle nada a ella. Estaba realmente guapo, siempre lo estaba, desde que se conocían ella no lo había visto ni un solo día menos atractivo que el día anterior, era él... ¿Cómo iba a mirarlo de otra forma que no fuese esa? Su corazón parecía que iba a salirse de su pecho, su sonrisa aumentaba conforme se acercaba a él. Le gustaba, le quería, le amaba, por encima de todas las cosas, era él, su motivo para levantarse sonriéndole a la vida y su razón de ser y de vivir. 
Todo desaparecía cuando estaba a su lado, no quería mirar otros ojos que no fuesen los suyos, no quería escuchar otra voz que no fuese la suya. 

Eran ella y él, su historia de amor, no había nada en el mundo que pudiese desear o querer, lo tenía ya y no necesitaba nada más. Ella vivía para hacerle feliz.

Era su historia, sí, pero no de amor precisamente... Pobre estúpida, ¿cómo era capaz de reprimir las lágrimas tanto tiempo? ¿Cómo podía seguir viéndole con esos ojos cuando sabía lo que sabía? Ahí estaba ella, con él, quieta y sonriendo, fingiendo que estaba de una pieza... 
Creo que su corazón dejó realmente de sentir en ese instante, en el instante que supo lo que él le había hecho... Aún no se lo creía, no quería creérselo, él, su Jota, el mismo Jota que le juraba amor eterno, el mismo Jota con el que quería compartir el resto de su vida, el mismo Jota con el que iba a celebrar su aniversario ese día... En la cama, con otra. 

Así son los tíos señoritas, no importa que palabras utilicen o qué demostraciones te hagan, se irán, te engañarán o fingirán que le gustas por seguir teniendo la cama caliente. Un consejo: asimilad esta frase y bajo ningún concepto la olvidéis. Nunca mostréis debilidad, nunca sintáis nada... O acabaréis como ella.

...


Bueno supongo que la gran mayoría leyó o se hace una idea por entradas anteriores cómo acabó la historia. Pero, ¿y si Hache hubiese sido capaz de perdonar? ¿Y si no hubiese huido? ¿Sería feliz con él?





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Bueno señores, las cosas claras y el chocolate espeso.

No suelo enfadarme y, las pocas veces que lo hago, no me dura más de cinco minutos, asique enhorabuena que anoche me acosté de mala hostia y hoy sigo igual.

Se acabaron los comentarios. Me da igual si es para decir que es muy bonito o que es muy feo, que si me han encontrado por twitter , por facebook o por paloma mensajera... No quiero comentarios, porque el tener uno implica acabar teniendo veinte y ninguno centrado en la entrada.
Esto es mi blog y se van acatar mis normas o se privatiza.

Yo seguiré escribiendo asíque no pierdo nada, vosotros elegís.

Me da igual quedar en estos momentos como una borde, engreída o la etiqueta que queráis ponerme pero muchos de vosotros no aguantaríais este cachondeo durante tanto tiempo.
Aquí puestos a comentar se comenta de lo que escribo, no de mi vida, no de mi aspecto... ¿Cuántas veces tengo que decirlo? ¿Os hago esquemitas a ver si así pilláis la idea?

En fin, por pedir que no quede, vamos a dejar de ligar por el blog... Me parece ridículo, patético y realmente triste. No estoy interesada en conocer a ninguno de vosotros, captad el mensaje, ni me hago la dura, ni la estrecha, ni cualquier excusa que podáis pensar... Simplemente... NO, GRACIAS.

Agradecería una vez más que no intentarais dar con quien soy y esas cosas, joder o por lo menos si lo hacéis no lo comentéis en plan hazaña, no me seáis capullos. Si lo hacéis, que yo no me entere.

Ahora, yo, pido disculpas por el rapapolvo que estoy echando, estoy generalizando y muchos estáis libres de culpa. Lo siento.

Un saludo.