domingo, 16 de febrero de 2014

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Llovía. El cielo, al igual que ella, lloraba.

Tras la ventana veía cómo se consumían sus últimos segundos de libertad, cómo se alejaban sus sueños.

Se alejó de aquella ventana que le suplicaba que huyese y se acercó al enorme espejo que había en aquella alborotada habitación que por ruego suyo había sido despejada hacía tan sólo un par de minutos, "son los nervios, es normal", "respira hondo... Estas cosas pasan", eso decían conforme iban saliendo. Era la primera vez en todo el día que estaba sola, y no sería por mucho tiempo.

Se miró en el espejo con desgana, nunca se había visto tan guapa, realmente lo estaba, claro que, ¿qué novia no está guapa el día de su boda? Pensó mientras reía irónicamente haciendo un gran esfuerzo para que las lágrimas que asomaban por sus ojos no escapasen, "una novia tiene derecho a llorar el día de su boda únicamente si es de felicidad, de lo contrario algo va mal", esas habían sido las palabras de su madre cuando al ir a despertarla la encontró llorando abrazada a la almohada.
Will era un buen hombre, desde que formaba parte de su vida la había colmado de atenciones y se había desvivido todos y cada uno de los días por ella, su familia había visto con buenos ojos siempre su interés en ella y era claramente una oportunidad para salir de la pobreza... ¿Pero y el amor? ¿Dónde quedaba esa pasión que te consume cuando amas a alguien? ¿Dónde estaban la aventura y el riesgo? Iba camino de un matrimonio vacío y no podía hacer otra cosa.

"En un mundo de hombres la mujer sólo puede callar y obedecer" eso fue lo que le dijo su padre cuando le confesó que no amaba a Will y que no estaba dispuesta a casarse con él. Quería a su padre y sabía que la había enlazado con ese hombre porque pensaba que era lo mejor para ella pero no se había molestado en preocuparse por si su única hija iba a ser feliz, si lograría querer a ese hombre.

Y allí estaba, contemplando su reflejo, viendo cómo el encaje blanco hacía simbiosis con su menudo cuerpo, observando el contraste que había entre el blanquecino velo y sus oscuros tirabuzones negros como la noche más oscura. Su madre insistió en que se recogiese su larga melena pero ella se negó en rotundo "creo que es lo único que podré decidir, al menos una parte de mí será libre ese día" , y con un gesto de desaprobación su madre suspiró y aceptó su decisión , la única que a lo largo de esos meses había aceptado de hecho.
Acarició las pétalos que formaban parte de su ramo con sus pequeños y delgados dedos y suspiró centrando su mirada en la ventana, en la vidriera vio cómo se reflejaban sus enormes ojos grises enrojecidos por su silencioso llanto. "Ya no hay vuelta atrás" le susurraba una pequeña y entristecida voz interna.

Su mente vagaba en los recuerdos de esos últimos meses... Conoció a Will una tarde de picnic organizada por sus vecinos los Stanley. Era un matrimonio que provenía de la alta sociedad de Manhattan, aburridos de los elitistas; su mujer y él habían decidido hacer las maletas y mudarse a Gig Harbor, una ciudad situada en el condado de Pierce, Washington. Los Stanley acostumbraban a sus padres y demás vecinos a su sobrecargado picnic con motivo de festejar el comienzo del verano.
Ella  fue arrastrada a ese picnic y Will fue a modo de invitado de honor por haberse comprado una casa hace poco y es que, aunque tuviese los veintitrés recién cumplidos, ya era todo un pez gordo debido a que ahora era él quien llevaba el negocio familiar, comercio de telas con el extranjero.
Will provenía de Louisiana, era un joven apuesto con el descaro y atrevimiento sureño heredado de su padre y, a la vez, los modales propios de un caballero británico por cortesía de su difunta madre.
Cuando apareció en la fiesta aquella tarde dio mucho de qué hablar, las chicas y sus familias competían por la atención del indiferente Will que aburrido se paseaba de un lado a otro del majestuoso jardín de los Stanley perseguido por su séquito de féminas decididas a obtener su trofeo. Desgraciadamente también despertó el interés de su madre que rápidamente cogió a Jale por el brazo y con un efusivo gesto le hizo señas a su hija para que se acercara a conocerle.

-William, ésta es mi hija Samantha. Querida, ¿has olvidado tus modales?

-Encantada de conocerle señor Harrintong.

-Lo mismo digo señorita, eso de señor no me hace justicia; al fin y al cabo seré cuatro o cinco años más mayor que usted. Debo felicitarla señora Keaton, tiene una hija preciosa.

-Gracias Jake, si no he oído mal acabas de llegar a Gig Harbor, ¿cierto? Estoy segura de que Samantha estaría encantada de enseñarte la ciudad.

Y así fue cómo empezó todo, así comenzó su desgracia, al despertar el interés de aquel muchacho también despertó la desesperación y avaricia de sus padres por no caer en banca rota y ser la comidilla de la ciudad. Will fue, gracias a su madre, centrando poco a poco toda su atención en ella hasta que por puro impulso le pidió su mano en matrimonio.

Ahora  se encontraba entre cuatro paredes que conforme se acercaba la hora iban estrechándose e impidiéndole respirar. Fue esa falta de aire la que le hizo armarse de valor y salir a fuera.
Las gotas de lluvia se mezclaron con las lágrimas que había derramadas por su cara y su cabello perfectamente peinado volvió a tener el salvaje y deslumbrante aspecto que había tenido no hace mucho, en ese momento se sentía más viva que en esos últimos meses, allí empapada y con el pelo alborotado.
Era libre, desgraciadamente por poco tiempo, pero libre al fin y al cabo.

Se dejó caer en la fría y mojada hierba, le daba igual mancharse el vestido tan estúpidamente caro que le habían obligado a ponerse, le daba igual que el velo se ensuciara de barro. En aquel momento era libre.
Allí tumbada era feliz, jugueteaba con el césped arrancando pedazos de éste y tirándolo hacia arriba para ver como el fuerte viento lo mecía en el aire y bailaba con él hasta llevarlo lejos, donde sus ojos ya solo veían el cielo gris y nada más. A lo lejos vio aparecer una figura entre la lluvia, no había que esforzar la vista pues con los gritos que emitía aquella figura solo podía ser la histérica de su madre.

-¡Samantha Keaton! ¿Te has vuelto loca? ¡Ese vestido vale una fortuna! ¿En qué piensas? ¡Estás retrasando tu boda niña estúpida! ¡William está dentro esperándote! ¡Mírate, estás asquerosa!

-Estoy viva, madre.

-¡Estas loca! ¿Quieres que me de un infarto? ¿Eso quieres?

-Deja que disfrute de este momento, puede que sea el último en el que vuelva a sentir algo.

-¿Que qué? ¡Levanta o yo misma te arrastraré de ese pelo andrajoso que llevas hasta el mismísimo altar!

Ella suspiró y se levantó haciendo caso omiso a su madre, cada paso era un eslabón más de la cadena con la que iba a ser atada. Echó un último vistazo a la lluvia y al entrar  buscó a su padre, éste se quedó de piedra al ver a su hija a la que había dejado no más de quince minutos sola echa un verdadero esperpento.

-Samantha, ¿qué ha ocurrido? No quiero saberlo, no hay tiempo. ¡Qué dirán los invitados! ¡Qué dirá tu prometido!

-Papá...

-Algún día agradecerás lo que estoy haciendo por ti y comprenderás de lo que estás salvando a tu familia... Aún eres muy joven para entenderlo. No hagamos esperar más a Will.

Sin decir nada más Samantha agarró a su padre del brazo y comenzaron a caminar sobre la alfombra que le llevaba directamente hasta al altar junto a Will; el cual se quedó perplejo al ver en qué condiciones se encontraba la vestimenta de su futura mujer. Los invitados no paraban de hacer comentarios a cerca de cómo la novia había podido acabar con semejante aspecto y sobre su estado mental pero ella no les escuchaba ya, todo se había desvanecido a su paso y se imaginaba tumbada a fuera de nuevo, acariciando el césped con sus dedos y recogiendo gotas de lluvia con la lengua, poco le importaba lo que pudiesen decir aquellos desconocidos sobre ella o su lujosa boda de pacotilla.
Su padre, en cambio, tenía el ceño fruncido y hacía todo lo posible por aparentar normalidad en aquella pintoresca situación aunque no lo conseguía, el señor Keaton, si se caracterizaba por algo, era por ser como un libro abierto, no podía ocultar sus emociones por mucho que intentase fingir pero permanecía andando y sin dirigir la mirada a nadie en concreto. Estaba a dos pasos de quien iba a ser su yerno,  después de la ceremonia todo perdería importancia, todo sería mejor.

-Señorita Keaton está...

-Horrible, lo sé William, perdóneme yo sólo...

-Iba a decir que le sienta bien las manchas de barro en la cara y el cesped en el pelo. La vi desde la ventana, me permite preguntarle qué hacía allá a fuera con este temporal y minutos antes de casarnos.

-Una locura, le estoy abochornando a usted y a mi familia... No sé en qué estaba pensando señor Harrintong.

-Will. Creo que si vamos a casarnos deberías empezar a tutearme. Eh, tranquila, todo está bien. Solo estoy sorprendido y por mi como si quieres volver al jardín a enfangarte aún más... Te seguiré viendo igual de hermosa. Por un momento he de decirte que me asusté, cuando te vi salir pensé que ibas a huir e incluso quise salir para detenerte pero luego supuse que querías disfrutar de este maravilloso y soleado día.

-Estaba nerviosa y quise salir fuera a despejarme de tanta gente... Eso es todo.- Samantha sonrió levemente y le hizo un gesto al reverendo para que comenzase la ceremonia después de ese leve diálogo con su prometido.

-Queridos hermanos, estamos aquí reunidos...

-Un momento.- La voz clara y serena de William resonó por toda la iglesia gracias al eco de aquel techo tan alto y al silencio de todos los invitados que los miraron con asombro y a la vez con esa mirada retorcida de "al novio le han entrado dudas".

-Señor Harrin... Will, ¿ocurre algo malo?

-Samantha, dime la verdad, ¿es aquí, rodeada de tanta gente, donde quieres casarte? Dime que puede hacerte feliz en estos momentos.

-Nadie, hasta ahora, me ha preguntado lo que yo quería.

-Yo te lo pregunto, dime que deseas y lo tendrás.

-Quiero quitarme este estúpido velo y salir fuera señor Harrintong... Se que el temporal que nos acompaña no es el idóneo para salir al jardín pero...

-¡Samantha! ¡Basta de marear a los invitados! Perdónela señor, mi hija ha estado sometida a mucha presión con los planes de boda y no sabe lo que dice. Revendo por favor, continue.

-Revendo coja lo que necesite y salga al jardín. Señora Keaton este debe ser el día más feliz de su hija y mío y si desea mojarse pues yo desearé mojarme tanto o más que ella. Los presentes, siento tantos contratiempos, mis más sinceras disculpas.
La boda se realizará finalmente en el jardín por petición mía y de mi querida prometida, sería todo un honor que pudiesen compartir este día con nosotros, o no. Hagan lo que les plazca, ahora si tienen la bondad háganme paso que me tengo que casar.

William tendió su mano en dirección a Samantha y con una leve reverencia y una sonrisa radiante le pidió que lo acompañase al jardín, tanto los señores Keaton como el resto de los invitados hicieron lo mismo entre susurros y caras desconcertadas.
Samantha era la más sorprendida de todas aquellas personas, realmente su prometido estaba dispuesto a complacer todos y cada uno de sus caprichos por extraños que fuesen. Conforme andaba cogida de la mano en dirección a la puerta se arrancó el velo y la abultada cola del vestido que tanto le había costado confeccionar a los empleados de Will, éste la miró divertido y le besó la mano en señal de aprobación y se detuvo para desabrocharse un poco la camisa y tirar al suelo la parajita.

-Yo también quiero ir perfecto para la ocasión, si te parece bien.

-Me parece estupendo, pero aún le falta algo... - Samantha se puso frente a él y le alborotó sus mechones rubios que se encontraban recogidos hacia atrás. - Mucho mejor, ¿no?

-Bastante mejor... ¿Sabes? Me imaginaba que nuestra boda daría mucho de qué hablar pero jamás en este sentido.







martes, 11 de febrero de 2014

El Chico de las Flores.

 Día 'x' del mes 'y' del año 'z'

Flores, rosas. Otra vez.

Nunca le pillo la hora a la que las deja, no se si lo hace a plena luz del día o si se ayuda de la oscuridad de la noche para venir a dejarlas. Pero ahí están las rosas, otra vez.

Nunca hay carta, nunca hay nota, nunca hay tarjeta, ni siquiera unas simples iniciales. Él, supongo que es un "él", viene, deja las flores en el buzón y desaparece. Hasta el viernes siguiente.

Siempre me puede la curiosidad, siempre me pregunto quién puede ser la persona que invierte su tiempo y dinero en mí y no se molesta en dejar siquiera una pista de su identidad.

He pensado en escribirle una carta, en dejársela un jueves por la noche para que cuando vaya a dejar las flores la vea. Dudo que responda, si quisiera decir quién es supongo que ya habría lanzado alguna pista, por pequeña que fuese y, por desgracia para mi curiosidad, eso aún no ha sucedido. 


... Un mes más tarde ...

Por fin viernes. 

He fingido estar mala, hoy me tomo el día libre. Comienza la operación "el chico de las flores".

08.00 a.m

Me encuentro escondida tras la cortina de la sala que da con vistas hacia la calle, nadie ha pasado. No hay rosas, aún.

12.00 de medio día

Despejado. Mi curiosidad me impide levantarme a por un café, temo ausentarme el tiempo suficiente de que él pueda aparecer y se marche sin conocer su rostro. 

03.00 p.m

Han pasado tres personas, ninguna se ha acercado al buzón. Quizás las deja por la tarde.

07.00 p.m 

Se acaban las horas, empiezo a perder la esperanza y la paciencia. ¿Vendrá?

10.00 p.m 

No va a venir, sigo aquí en la ventana. He tardado exactamente 0.29 s es coger algo de comer y beber, es imposible que le haya dado tiempo... ¿No? No puedo salir a comprobarlo por si me ve y no se acerca.

Medianoche

No ha venido, operación fallida. Fin de la transmisión.



No entiendo, como un gesto tan tonto se ha convertido en una costumbre totalmente necesaria para mi. Es el primer viernes desde hace tres meses que no están las flores.

Quizás era una broma pesada de algún amigo. 

Quizás esa persona se equivocaba de dirección.

Quizás le ha pasado algo y no ha podido dejarlas.

Quizás ya se ha cansado, después de todo... Han sido tres meses haciéndolo.

O quizás... Quizás leyó mi nota y se enojó. Al fin y al cabo no he obtenido respuesta, simplemente se la llevó.

¿Y ahora cómo daré con él? Que mierda... realmente esperaba conocerlo hoy y no sé, no se que hubiese pasado, somos desconocidos el uno para el otro. Le preguntaría por qué me regala flores y lo mismo no consigo una respuesta que me guste.

Me voy a dormir diario, he perdido todo un día con fantasear con cosas que se escapan a mi control y solo me sirven para llenar de pajaritos mi mente. A partir de mañana se acabó pensar en el chico de las flores. Finito.


...A la mañana siguiente...

Buenos días, es sábado. No he mirado el correo, quiero pero no lo haré.

He limpiado, he ordenado, he cocinado, he hecho todo lo que se me ha ocurrido para no salir a la calle para volver a llevarme otro chasco. El chico de las rosas ya no existe. Voy a ver una película, no se cual, pero voy a ver alguna que tenga buena crítica, si; eso haré. No necesito salir a la calle diario, aquí en mi cama estoy bien... Espera.

-Sophie, ¡voy hacerme vieja esperando en la puerta! Vamos abre de una vez.

+Ya voy, ya voy.

Esta bien, abriré la puerta... Pero no le dedicaré ni una mirada al buzón, prometido.

-Bonitas, ¿eh? Estaban en el buzón. ¿Un admirador secreto "ese"?

+¡Las flores! ¿Has visto a alguien dejándolas?

-No, ya estaban ahí cuando llegué, simplemente yo las he cogido.

+Joder, mierda.

-¿Me invitas a entrar o vas a seguir soltando tacos malhablada?

+Pasa... ¿Quieres café? Estaba apunto de servirme uno a mi.

-Si sabes prepararlo como me gustan...

+Leche del tiempo, dos cucharadas, corto de café y no quieres una taza... Después de ocho años conociéndonos y presenciando como vuelves locos a los camareros en las cafeterías creo que se prepararte un café "hache".

-Correcto, entonces tomaré un café. Dime de quién son esas flores, alguien nuevo y no me he enterado por lo que veo...

+No sé de quién son. Siempre las deja, ayer no fui a la facultad incluso, ¿te lo puedes creer? Todos los viernes viene a traerlas y para uno que me quedo ni se presenta.

-Seguro que es feo.

+Jajajaja, tú siempre adelantándote a los acontecimientos. ¿Qué te trae por aquí? Hacía tiempo que no venías... ¿Alguna novedad?

-Si, en tal que acabe los exámenes me voy de viaje. Salí con tiempo y quería ver a mi querída Sofía.

+¿De qué huyes esta vez?

-De mi, ¿de quién si no? Mis voces internas y yo estamos siempre de acuerdo en que nunca estamos de acuerdo, he pensado que si me las llevo de viaje quizás se distraigan y se callen un rato.

+Ya hablas igual que escribes.

-Escribo y hablo tal y como pienso, no puedes culparme por ello...

+No hablemos en presente, ¿cuánto llevas sin escribir maldita floja?

-El mismo tiempo que llevo sin inspiración.

+No será porque tu vida sea aburrida o no tengas imaginación... Tienes muchos borradores, escoge alguno, continúalo y publícalo.

-Paso.

+¿Una nueva historia? ¿Un viajecito por el pasado? Reescribe.

-No, no, no. Lo intenté, estaba en blanco y me lo propuse pero como puedes escribir sobre el amor cuando precisamente falta eso, no puedo escribir de un pasado de ficción, los lectores me matarían si cambio algo por el simple hecho de no recordarlo.

+¿No hay copia?

-Qué copia iba a ver para un relato de segunda.

+Era bueno, fue el primero que empezó todo esto.

-Era bueno porque era malo.

+Tú y tus tragedias.

-El mundo quiere algo que leer para que le ayude a olvidar los fallos que comete en su día a día, la tragedia vende incluso más que el amor.

+Lo dicho, hablas igual que escribes Hache.

-Para sentir tanta curiosidad por tu admirador el rarito aún no has leído la nota que te ha dejado entre las flores.

+¡¿Hay una nota?!.- Hache señaló un sobre entre las flores y me acerqué a toda prisa a recogerlo, estaba contenta. Tenía mis flores y había conseguido una nota, fuera lo que fuese que estuviese escrito ya era todo un logro.

-Lee en voz alta, lo mismo esto me sirve como inspiración.

+Está hecha a ordenador.

-Entonces es que su letra y su ortografía dejan mucho que desear al igual que su romanticismo, de toda la vida las cartas se han escrito a mano.

+Calla, voy a leer... Mierda, es como tú o peor escribiendo.

-Jajaja, ¿por qué lo dices?

+Ha escrito en... en... ¡Joder! Lo mío nunca fue la lengua...

-Verso, estúpida. Trae anda, seguramente te habrá dedicado metáforas para que veas lo culto y pomposamente romántico que es.

+Suena más a una de tus novelas rosas que a mi tipo de hombre, traduce anda.

- "Ante todo mi más sincera disculpa,
  ¿pero que ladrón comete su fechoría ante la policía?
  Era cuestión de tiempo que la cajas abrieras, Pandora mía,
  mas servidor no actúa bien bajo esos hermosos focos verdes.

  No me odies por querer el anonimato
  y regálame tu paciencia por cada pétalo.
  Hasta más ver querida Psique."

+¿Psique? ¿Pandora? Que rollazo.

-Idiota es bonito, en resumidas cuentas te está diciendo que no vas a saber quién es hasta que no le de la real gana y que si ayer no te dejó las flores es porque sabía que no habías ido a clase.

+¿Bonito, hache? Es un friki que me escribe un poema y me habla de cuentos. Tenías razón, seguro que es feo.

-Feo o no te acaba de comparar con la amada de Cupido a la cual le pudo la curiosidad y se quedó sin nada, el chico es romántico y se ve que es culto. La mayoría de los tíos que conoces solo saben de fútbol, este es distinto y no estás dispuesta a bajarte del burro.

+Me preocupa que sepas quién es Psique, jajaja.

-A mi me preocupa que no sepas apreciar lo que hay entre manos, ¿qué vas hacer?

+¿Ahora ves esto con buenos ojos?

-Te está dejando poco a poco ver cualidades suyas... Es detallista, constante, romántico, misterioso y sobre todo sabe de mitología griega. No pinta mal la cosa.

+Me va más la realidad.

-La realidad es que estás soltera, sin un solo pretendiente que valga la pena tener en consideración y tienes un muchacho convirtiendo todo esto en un juego. Síguele el rollo, si no te gusta siempre puedes cambiar de dirección.

+Eres todo un amor por las mañanas... Podríamos hacerle una encerrona.

-¿Nosotras? No, yo estoy fuera de esto Sof. Esta es tu historia, no la mía.

+¿No tendrá Helena un papel en esto? ¿Por qué?

-Porque llega tarde a la facultad, tiene un metro que coger. Gracias por el café Ese, ten paciencia.

+Lo intentaré y tú, la próxima vez  me pillarás con la cabeza bien amueblada. No creas que no me doy cuenta de como evitas las preguntas, tengo derecho a saber que pasa en tu vida.

-Mi vida está bien, te cojo un donut Pandora. Hasta más ver... Jajaja

+¡Te odio!.

Perdona la espera diario, tengo grandes noticias que contarte.

SEGUNDA PARTE

...Domingo...

Llevo toda la mañana dándole vueltas al asunto.

Es romántico, si; tengo que admitirlo, no todos los tíos mandan flores y escriben poemas, al menos los que son de este siglo no. Hache tiene razón.

Estoy soltera, rodeada de impresentables que no valen ni el aire que respiran y cuyo único propósito es calentar su cama con alguien nuevo cada noche. ¿Por qué no intentarlo diario?

Está la posibilidad de que sea un friki de esos que se cree todo un caballero al puro estilo de Shakespeare pero lo mismo es normal , de este planeta, con los pies en la tierra. ¡Dios! ¿¡Y si es un friki!?

Tengo que atraparlo, la operación "el chico de las flores" tiene que  llevarse a cabo, si tengo la suerte de que es guapo... No, no. No soy superficial.

Me pidió paciencia asique debería respetar el que no quiera mostrarse... ¡Ay! ¡No es justo! ¿Debo respetarlo si o sí? No quiero...

Ayer por la noche estuve con las chicas. En la cena no se hablaba de otra cosa que no fuese sobre el chico de las flores, su nota y si debía tener paciencia o no...

-A mi me parece taaaaaan romántico, que suerte tienes Sofía...- Dijo Tess mientras abrazaba su bolso como si de un cojín se tratase.

-¡Y tanto! A mi no me pasan esas cosas... Mi Jorge tiene el romanticismo de un vegetal.

-¿Tu Jorge? ¿El mismo Jorge que pasó del mundial por estar haciendo de enfermero mientras tú estabas mala y querías ver El Diario de Noa? Tienes razón, no sé ni porqué sigues con él.

-Jajajaja  creo que Hache te acaba de quitar el habla Ana...¿Cómo la única que tiene novio de las cinco puede ser la que más se queja? Bueno Tess y Sof están abandonando el barco...

-Tranquila lo mío con Miguel tiene pinta de que va a estancarse, yo permaneceré mucho tiempo a bordo.

-¡Tú al menos sabes como es el tuyo! Yo no tengo nada a parte de flores y un folio donde mi nombre es cualquiera menos el real.  Las que mejor os lo montáis sois tu y Hache.

-Error, ¡la que mejor se lo monta soy yo! Helena esta en modo stand by, respira porque se ha dado cuenta de que es necesario si quiere vivir, si fuese opcional se le olvidaría también jajajaja...

-Ea, ya estamos... Mi destino es meterme a monja, lo sabéis.

-Pues vas tarde ya, unos cuantos años... ¡Sof! ¿Le escribirás una carta?

-¿Yo?

-¡Eso! Escríbele otra, tiene que ser un poema... Si le sigues el rollo igual se da más prisa en decirte quién es.

-¿Un poema? ¿Yo? ¿Que hago me lo saco de la manga?

-Mariconadas las justas chavalas, lo atraparemos y fin.

-¡Beth lo que sea con tal de no escribir un poema! ¿Qué tienes en mente?

-Somos cinco, él solo uno... y por muy listo que sea no deja de ser un tio, ellos no son tan retorcidos. ¿Las deja los viernes? Pues le esperaremos un viernes.

-Tramposas... Le estáis quitando la magia.

-Yo no quiero participar, me da pena el chico... Se esfuerza mucho para que vayamos nosotras a quitarle la máscara.

-Participaréis, por mi... Por favor...

-Os necesitamos y lo sabéis, Sofía necesita algo de ventaja.

-Bueno... ¿Tú que dices Hache?

-Que no seré la única que se oponga, que remedio... Estoy dentro.

-La operación "el chico de las flores" comenzará en tres semanas, el tiempo justo para que él se confíe en que le está dando la paciencia que pide.
Sofía le vas a escribir una nota diciéndole que esperarás lo que haga falta por muchas ganas que tengas de conocerlo y que dejarás a un lado la curiosidad por él. Ese viernes te irás como siempre a la facultad, nosotras nos encargaremos del resto. Ana y yo no tenemos clase ese día estaremos pendientes, Tessa y Helena serán las que pasean por la calle como si tal cosa... Todo saldrá bien. Necesitaremos dos coches, uno enfrente de la casa de Sofía y otro dos casas por delante de la suya, los móviles los quiero con batería y el whatsapp más que disponible asique ese día nada de tonteos... Bien centradas que os quiero. ¿Tienes cámara de video?

-No sé como la CIA no te ha llamado ya para trabajar con ellos...

-Tengo cámara pero, ¿para qué?

-Para grabar al chico de las flores, ¿para qué si no? No importa lo bien que te lo describamos, cada una tiene un gusto distinto... Es mejor que valores tú. La cámara la tendré yo así podré grabarlo de frente cuando vaya a dejar las rosas.

-Elizabeth... eres brillante.

...

Asíque tenemos tres semanas diario, tres semanas para pensarme algo que no me quiero pensar. ¡Le pondré cara por fin! O no... Tengo que pensarmelo bien. ¿De todas las flores por qué siendo tan original escogió las rosas? ¡Se me olvidaba! Tengo que escribirle una nota...

¿Qué le puedo poner? La idea está clara, si; pero yo no se escribir cartas y dudo mucho que Hache me eche una mano... No hay otra opción, se la escribiré yo. A ver que tal queda, deséame suerte.



Es horrible pero cumple su función, Elizabeth dijo que tenía que ser directa asique así se quedará... ¿Debería haberla escrito a ordenador? Seguramente Hache se pondría hecha un basilisco diciéndome "eso, pon tu granito de arena y rómpele el encanto a la situación blablabla..." .

¡Diario ya solo tenemos que tener paciencia! La carta la dejaré este jueves por la noche en el buzón y luego... a esperar. Total, he esperado tres meses no creo que en tres semanas vaya a cambiar nada...¿no?


                         TERCERA PARTE


...Jueves por la mañana...

-Buenos días.

-Buenos días, no me lo digas... ¿ Rosas rojas?

-Si, por favor. Gracias.

-Ohh cariño que romántico que eres, ¿cómo has adivinado que son mis flores favoritas? Mmmmuack...

-¡Quita plasta! Jajaja no son para ti.

-A Dios gracias que no lo son, me preocuparía que te sintieras atraído por mi. Dime, ¿cuándo sabrá tu amiguita quién eres?

-Cuando tenga que depender de mis flores para ser realmente feliz los viernes, ¿qué sentido si no tendrían entonces las flores?

-¿No era más fácil invitarla a cenar?

-A veces se me olvida cómo puedes estar soltero, luego comentarios como este me lo recuerdan...

-¡Eh! Yo estoy muy bien soltero.

-Deberías buscarte una buena mujer y dejarte las golfas, sentar la cabeza y esas cosas.

-Ya, pero acabaría siendo un sentimental como tú que le regala flores a una a la que no se atreve a conocer en persona... Todo muy lógico.

-Aquí tienes tu ramo, que paséis un buen día.

-Gracias, vamos Romeo tengo el coche en doble fila.

Los dos chicos salen de la floristería y se dirigen al coche, el chico de las flores abre una puerta trasera y con cuidado deja el ramo. El chico que le acompaña ya se está poniendo el cinturón y metiendo la llave en el contacto para arrancar el coche. 

-¿Y si luego no quiere contigo?

-Me arriesgaré.

-Hay más tías que botellines dispuestas a bajarse las bragas gratis y tú te gastas el dinero en una que ni conoces.

-Jajajaja esa es la idea, no quiero una mujer fácil. Quiero una a la que cada vez que vea piense "no creo que me canse de su sonrisa, no creo que me canse de mirarla a los ojos porque valió la pena cada minuto que he invertido en ella".

-Deberías ponerle eso en tu próxima nota, a mi ya me has enamorado.

-Eres un idiota jajaja. Vamos a parar en mi casa antes, tengo que poner a mis chicas en agua.. no quiero que se pongan mustias para mañana.

-Oish... Me tienes ganado de verdad, por hacer de taxi quiero una cerveza gratis luego.

-Que si , que siiii. ¿Cómo te va con la morena del bar?

-¿Quién? Jajajaja

-Hector, te quiero, pero eres un cabrón.

-¿Por ser todo un domador de caballos?

-Por ser todo un chulo putas, algún día encontrarás a la mujer de tu vida y no sabrás como tratarla.

-Anda florecilla; tienes dos minutos para entrar o salir, si tardas más tu cartera y yo nos iremos de cervezas sin ti.

Entrar y salir, así fue. El coche se alejó de la casa y se dirigió hacia un bar, allí permanecieron un par de horas y cada uno se fue en una dirección distinta. 

-¿No vas a clase hoy?

-Me tomo el día libre.

-Eres un caso perdido, de verdad. Yo me largo a la biblioteca un rato, tengo que terminar un trabajo.

-Muy bien, a levantar el país empollón, si me necesitas estaré en el piso de un colega echando una xbox.

-Largo ya. 

...Un poco después en otra parte de la ciudad...

-¡Jueves! ¡Es jueves por fin tia!

-Como sigas gritándome voy a quedarme sorda, ¿no tenías hoy clase?

-Perdón jeje, si; voy a entrar ya. ¿Nos vemos luego?

-Vale, estaré cerca de tu facultad haciendo un trabajo. Te aviso cuando acabe, ¿ok? 

-¿Estás ya por aquí?

-Si, esperando el ascensor me encuentro. Tengo que colgar Sof, ciaaaao.

-Hasta luego, besitos.

El ascensor no tardo mucho tiempo en bajar y cuando se abrieron sus puertas la chica entró dentro, odiaba montarse sola en los ascensores, le daban bastante miedo. Se echó un leve vistazo en el espejo que había detrás de ella y se alegró al ver que su pelo no se habia movido ni un centímetro, estaba tal y como lo había dejado esta mañana. Perfecto. 

Las puertas ya se estaban cerrando cuando una mano apareció entre ellas, éstas se volvieron abrir y apareció un joven de pelo negro totalmente despeinado y con unos increibles ojos azules.

-¡Uy, por poco! Hola encanto.

Ella examinó al muchacho e ignoró por completo el saludo que le había dedicado.

-No eres habladora, ¿eh? ¿Vives aquí? Yo vengo a visitar a un amigo, espero que no vengas a ver a tu novio.

Otro silencio, la chica se limitaba a mirar los números. Divertido por la situación él decidió darle al botón del stop y se colocó de tal manera que ella no tuviese acceso a los botones, dos desconocidos en un ascensor parado.

-¡Qué haces! ¿¡Eres imbécil!?

-¡Mira pero si habla y todo! 

-Aparta.

-No.

-¿Cuál es tu problema tio?

-Tú, tu silencio. Yo tratando de ser amable y tú... ignorandome, no no.

-Ya me estas oyendo hablar, quitate.

-Encanto, no quiero desanimarte, de verdad que no, pero estás intentando mover a un hombre que te saca por lo menos veinte centímetros de altura y unos cuantos kilos... ¿De verdad te crees que vas a conseguir que me mueva?  

-Una patada en los huevos hace milagros, ¿sabes?

-Wait! Podemos hacer un trato... Tú contestas a unas preguntas de nada y yo me aparto, tienes mi palabra. ¿Qué me dices?

-Que estás loco.

-Gracias por el piropo, podemos estar así tooooodo el día. Yo no tengo prisa, ¿y tú?

-Dispara.

-Sabia elección, ¿tu nombre? No quiero llamarte siempre "encanto".

-Sandra.

-Encantado, Sandra, yo soy Hector. ¿Ves? Yo no he mentido, ahora inténtalo tú, ¿tu nombre, el de verdad?

-Sandra.

- Sandra... ¿vives aquí?

-No

-Que casualidad; yo tampoco,¿no vas a decirme tu nombre de verdad Sandra?

-Siguiente pregunta.

-¿Novio?

-Si

-Vaaaaaale, irás al infierno por mentirme tan descaradamente jajajaja.

-Se acabó la entrevista.- La chica lo agarró de la sudadera por sorpresa y lo movió el tiempo suficiente para que pudiese darle de nuevo al stop. El ascensor continuó subiendo y ya casi habían llegado a la planta en la que Hector se bajaba.

-Que carácter rubita, si querías pegarte más a mi solo tenías que decirmelo.

-Tu planta.

-Prefiero bajarme en la tuya.

-Qué honor...

-¿Te veré de nuevo?

-Si Dios quiere no.

-Dios querrá, vamos no soy un mal tio, las formas no son las mejores pero en el fondo soy buena persona. ¿Te veré de nuevo?

-Jajaja, ¿no te rindes?

-Ohh... Has sonreído, eso es que sí. 

-Eso es un... he llegado a mi planta.

-Espera, dime tu nombre por lo menos, se que no te llamas Sandra.

-Adiós Hector. 

-Me bajo contigo, vamos dime tu nombre.. La inicial por lo menos.

-Jajaja deja que lo piense, no.

-Voy a bajar tres plantas andando por acompañarte a la tuya y lo único que se de ti es que eres una mentirosa de pena que no suelta prenda.

-Eres todo un caballero, gracias.

La chica llamó al timbre de unas de las puertas e hizo ademán al chico para que se largara.

-Esta bien... me voy, que sepas que averiguaré tu nombre encanto. Ya verás.- Héctor le dedicó una amplia sonrisa y la besó en la mejilla, en ese momento la puerta se abrió, y todo lo que vio aquella joven fue a su amiga fulminando con la mirada a un chico que corría escaleras abajo mientras gritaba que en el próximo beso sería ella quien se lanzaría.

-¿Ahora te dedicas a ligar con mis vecinos? ¿Quién era ese? Parecía mono...

-¿Mono? Y gilipollas, el muchacho es completito.

-Creo que le gustas Hache jajajaja, anda pasa. Tenemos que acabar el trabajo.

-Ve sacando los apuntes mientras pongo la cafetera. Amo tu cafetera, por cierto.

-Rubia, sabes que hay vida inteligente fuera del muro de contención que has creado, ¿verdad?

-¡La cafetera me impide oírte!

-La cafetera aún no está puesta y tú deberías escucharme.- Tess fue a la cocina y se encontró a su amiga con la mirada perdida contemplando las vistas desde la ventana. Sabía que no llevaba bien las charlas pero tenía que escucharla, por su bien y por el de la persona que estaba dejando de ser.

-Sé lo que vas a decirme...

-Ha pasado mucho tiempo, no te veo relacionarte con nadie y ya casi no sales.

-Eso no es cierto, me relaciono y salgo con vosotras y en breves me iré unos días por ahí.

-Sabes a lo que me refiero, no puedes pasarte la vida viviendo en el pasado... Te acabará consumiendo, o peor, acabarás sola.

-¿Sola o soltera?

-¿Qué tiene de malo salir y tener citas? Que te fuese mal no quiere decir que siempre vaya a ser así.

-Tess, no lo entiendes. Ya se lo que es amar, se lo que es sufrir por amor, se lo que es que alguien te decepcione y te deje tirada en el suelo agonizando. Hay personas que jamás conocerán lo que es eso, yo ya lo he vivido, para qué vivirlo dos veces... Siempre he pensado que nuestro corazón solo puede amar realmente a una persona y que el resto son para camuflar la falta de la primera.

-Y yo que si alguien no obtuvo su final feliz debería seguir buscándolo en vez de sentarse y compadecerse de lo que pudo ser y no fue.

-Tienes razón, debería bajar al cuarto piso y buscar al idiota del ascensor... ¿Feliz?

-Solo digo que si no das la oportunidad a nadie y sigues encerrándote en tí misma quizás no vuelvas a ser feliz.

-Soy feliz.

-No, estás bien. Son cosas distintas, feliz estabas cuando siempre ibas con una sonrisa de oreja a oreja y riéndote por todo, esa era mi amiga... Lo que tengo delante es un maniquí adicto a la cafeína que se pone a la defensiva con cualquier tío que invada su espacio vital.

-El maniquí adicto a la cafeína es exigente, no pienso subir la barrera al primer imbécil que llame al timbre. Mejor haz tú el café y yo me voy al salón a preparar la mesa.

No pudo decir nada más, Hache salió a grandes zancadas dispuesta a dejar atrás la conversación y sabía de sobra que si volvía a decirle algo más se iría automáticamente del piso. A terca no había quien la ganara y menos ahora, su amiga no estaba pasando por un buen momento y el resto solo podía sentarse a esperar un milagro que a este paso jamás iba a llegar. Mientras hacía el café sintió pena por ella, se autoengañaba en que las cosas, ella, seguían siendo como antes y era la única que realmente se creía esa patraña.

...Tres plantas más abajo...

-¡Y ya van tres! ¡El público enloquece!

-Para.

-Menuda paliza, esto ya empieza a dar pena.

-Calla.

-¿Quién va a pagar las pizzas?

-Eres un cabrón.

-¿Sigues pensando en las vecinitas? Primero te rechazan y ahora te machacan, no das una hoy.

-Deberías haberla visto, era preciosa y qué carácter... Y a su amiga la he visto poco, pero no estaba nada mal.

-Sube a pedir sal.

-Moriría por lanzamiento de salero y es una mujer, no voy a subir por una chica.

-Héctor, el que nunca hace nada por nadie.

-Sube tú.

-¿Yo?

-¡Vamos "nacho con queso" a ti no te han visto! Sube, pon cara de cachorro, habla bien de mi y baja con el número de las dos, o mejor, baja con las dos.

-Brillante, como un plan de seducir a las desconocidas del séptimo y hacerlas venir a casa podría ir mal. Tanta xbox te ha fundido las neuronas.

-El florista sabría qué hacer... ¡Una nota!

-Quieres dejarles una nota en plan acosador a las chicas, no sé que plan apesta más. Si esa Sandra tiene el carácter que tiene te hará tragarte el papel.

-No se llama Sandra. Voy a subir.

-¿Y qué le vas a decir? "Hola soy el idiota que ha parado el ascensor, verás primero quería que subiera mi amigo, luego he pensado en escribir una nota y ahora estoy aquí plantado para decirte que he perdido tres partidas por estar pensando en tu nombre, ¿cómo te llamas?" Te cerrará la puerta, o peor, directamente ni la abrirá.

-Abrirá... ¿Vienes?


domingo, 9 de febrero de 2014

VOTE VOTE VOTE VOTE VOTE VOTE

HOLA HOLA HOLA HOLA HOLA!

He estado desaparecida esta semana, lo siento. Veréis como hasta el jueves se estuvieron subiendo entradas (me encanta vuestra "puntualidad", de verdad que sí...) pues no he podido cerrar el concurso peeeeeeero....

C'EST FINI ! 

Aquí, ¡ AQUÍ !¡Y NO EN OTRO SITIO!... Tenéis que decidir qué entrada os ha gustado más.

Sois el jurado peeero... Sed honrados y sinceros, ya sabéis, lo típico de no votaros a vosotros mismos, no votéis más de una vez y ya que vais a votar votad lo que realmente os gusta y no al amiguito o amiguita que lo ha escrito... ¡Venga que somos ya mayorcitos para hacer las cosas bien!

Las votaciones comienzan hoy y terminan eeeeeeeeeeeel... ¿Miércoles? Tenéis creo que días de sobra para dejar un simple: voto la entrada nº tal.